Tu cuerpo es la antología de los deseos,
en él caben las amapolas de cemento
y el viento gris de los estornudos.
Sabe tu cuerpo a las cosas que saben a vida
y se queda en el paladar por siempre,
digamos que es la especia perpetua
[de mi boca.
Trotan luciérnagas
de tenue plumaje por tu espalda
-habla quien no vio las moscas de la luz-
las toco con estas manos de encarcelado
las despedazo como pan blanco en la fatiga
las pruebo con mi saliva de zinc y río,
río porque sienta bien estar a este lado del engaño.
3 Responses to “Luciérnagas”
Hacía tiempo que no se me ponía la piel de gallina leyendo...Si me dejas, este poema habitará en el corcho de mi habitación :)
Realmente bueno
Claro que te dejo :)
Qué decir después de esto...
Ahora que lo pienso, creo que nunca he visto una luciérnaga de cerca.
Sea como fuere, sublime, como nos tienes acostumbrados.
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