La chica se llamaba lluvia
-tenía el nombre de esa flor
que dibuja un mordisco
en la mejilla-.
Se contorneaba en la oscuridad,
decía con cuidado
que la fascinaba la hondura
de mis ojos de vagabundo.
La noche estiraba las piernas y
ella propuso el juego de las palabras
sin traducción,
como luar, por ejemplo
–luz de luna-,
decía que yo parecía no temerle
a nada:
sorbes de la copa
como si fuera la última bombona
de oxígeno del Planeta.
Me gustaba de ella
su belleza limpia y vertical,
como una manzana
limpia de motas.
Lástima
que ella no fuera una de ésas
y que yo fuera
la sombra de la sombra
del humo de mil cigarros.
3 Responses to “Mi versión de los hechos”
Lo llamaban el poema
más hermoso
jamás escrito
De verdad. Me encanta en vertical.
Ah, y un abrazo de ésos
¿ves?... A veces escribes que impresiona. Y ésta es una de ellas.
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