Se puso a llover cuando llegaste,
los desagües de esta ciudad
-tan poco nuestra-
se bebieron el autobús
como yo me bebo una cerveza
detrás de otra.
Mirarte fue un viaje otra vez
al interior de los organismos,
donde la vida y el dolor,
tan denostados,
vibran en el pantalón
con la rabia de los días de papá.