martes, mayo 26, 2009

John Fante rehúsa su primer Long Island Ice Tea en el CountryBar de la ciudad de Salamanca.

Mi madre bebió café durante mi embarazo,
montañas de café y cigarrillos que consumía
leyendo a Vladimir Nabokov
-qué gracia de apellido, pensaba,
qué risa: el escritor mitad hombre, mitad nabo-
a pesar de que mi madre era polaca
y no tenía por qué entender el chiste.
Mi madre adoraba el café y rió mucho
durante los magníficos años a rayas rojas y blancas
que duró su vida,
tenía un esplendor uterino capaz de gestar
a un sultán o al mismísimo Bill Gates
- y eso que por entonces no existían ni las calculadoras
ni los Estados Unidos de América –
pero incorporó a este mundo
un niño de ojos seniles y ataques templados de epilepsia
que pusieron salsa a una noche de 1984.
Mi nombre es John Fante,
conocí el amor en un afterhour de la ciudad de Salamanca
una noche clara como los destellos de la esquizofrenia,
y lo asemejé instantáneamente a darle un tiento
a la fraternal botella de lejía,
besaba tu boca fría hasta que se me agarrotaban los labios
y trataba de penetrarte así: de píe, vestido, borracho,
despeinadísimos
porque me críe en un pueblo y había ensayado ese momento
contra la pared de una fábrica.

miércoles, mayo 20, 2009

La poesía como solución a los problemas del mundo.



Escribo para que ocurran cosas
y después llego a mi piso,
me pego una ducha,
me trinco una botella familiar de cerveza
- a 60 céntimos el litro –
mientras veo una polvorienta pantalla LCD
llena de luces de colores,
me acuesto ligeramente mareado
con una sensación que mezcla
realidad y ficción
que os recomiendo
y duermo.

viernes, mayo 15, 2009

Peter Pan en la cola del Mercadona de López de Haro, Madrid.



El amor de mi vida
es una polilla luminosa
que nunca me ha dado un beso humano,
hace años
nos pasábamos un fin de semana en la cama
muy juntos
practicábamos toda clase de juegos
pero nunca aquel beso humano,
del que yo había leído en los árboles
y en las manos retorcidas
de los ancianos que me educaron.
Cómo he amado esta ciudad apocalíptica
Madrid
he orinado en las esquinas más infames
con mis pantalones verdes,
he visto ejemplos perfectos de educación
en este metro tan limpio,
padres enseñando a sus hijos a pegarles
en la cabeza
y reír reír reir,
cómo ríen tus piernas con la llegada de los meses
y el cheque que no necesitas
porque eres una polilla
de besos fantasmales y silueta margarina.
Cómo os he querido a las dos
qué alegría más inmensa
haberme desgastado hasta explotar
en vosotras.

viernes, mayo 08, 2009

La fanfarria de la chica de las tetas vaporosas

Yo lo sé bien porque he estado allí,
-follar y vivir de puntillas-
tu cuerpo es el patrocinio
de la brújula,
yo no me creo hoy viernes
haber puesto la boca en los refugios
de tu cuerpo
-Paradores Nacionales Tirados por Vapor-
y empiezo a dudar enloquecidamente
de la linealidad de la existencia.

sábado, mayo 02, 2009

el alambre

Esta semana me reuní con el dueño de la editorial Devenir y hemos hablado de la posibilidad de publicar El Alambre. La cosa depende de encontrar una subvención-mecenazgo que asuma una parte del coste total. Si alguien sabe de alguien ruego me lo comunique. Más poesía:


Lo que saben bien los cansautores

Lo fácil sería decir ahora:
los buenos momentos de la vida
han pasado como un desfiles de majorettes
la buena compañía
la buena comida
el aire puro
la abundancia
las cosas que más he querido
han cruzado la esquina de la calle,
no me truena ya la caja torácica
mon amour,
estoy tranquilo.
Hoy me he metido en una sala de cine
-película de héroes para niños-
y he pensado:
tocarte
con esos 6000 millones menos 2
de tipos y tipas
que pueblan el gran mundo,
fijate,
qué tela esto de la intimidad
qué manera de embestirte
amor mío
hasta más delgado
como si la barriga supiera mucho de la guerra
qué panorama verte cerrar los ojos
y abrir la boca
como para que quepa el canto de un dedo,
y todo después de comer
en el ecuador de todo
con la herencia
los coches de 10 millones de pesetas
oliendo a nuevo
y esperándome,
mi hermano se compra unas zapatillas de baloncesto
250 libras en Oxford St.
y canta In bloom
y yo te embisto una, dos
contándolo todo
porque yo era el contable de tus sentimientos
y de tus climax de chica felicísima.