martes, marzo 23, 2010

Violento amor

Y si fue así como ella me trató,
construyendo una cuna tan breve
de palabras y lujuria,
- entendiendo como lujuria
las graciosas, fascinantes e irrechazables
onomatopeyas de su cuerpo –
y convidándome a los humedales
del sur africanísimo de su espalda,
como no tratará
a los protagonistas reptiles del porvenir
que esperan agazapados en las esquinas
sin saber aún esta visión:
literatura inversa:
un cuerpo de color negro al que cubre
una lencería blanca ondeante a media asta
medio desnuda
para celebrar las formas negras del deseo.

miércoles, marzo 10, 2010

La Masacre de Wounded Knee

-practicando la narrativa-

Tenemos un coche con los ojos vagos; en el asiento de atrás se sienta un niño con un parche, es de noche y su ojo libre brilla. Llevo a mi hijo y a mi coche por caminos que destruyen el pensamiento. Los ojos de mi mujer, los ojos de mi hijo, los faros con gesto abatido de mi coche no verán nunca el gran mundo arrodillado frente a ellos. Conduzco en la oscuridad. La vida no es dejar atrás los viejos amores extraviados sino la visita de los fantasmas de las direcciones de email corporativas pasadas. A veces pienso en la mujer que buscaba asfixiarse en mis órganos sexuales, o en la época de una novia cerca de cada biblioteca de Madrid, cuando Madrid lo era todo, todas las ciudades fuera de Madrid. Qué raro que alguien te hable de escritores y que luego esos escritores tengan la cara del crimen para siempre. Tus labios son la conquista de América, y como tal, significan la matanza de miles y el reparto recto de la tierra. A tus labios había que acostumbrarse, recuerda que todos odiaban a G. Eiffel por el mamotreto. Ahora la gente se sienta en la explanada a beber vino bajo la llovizna presuntuosa de Francia. La música francesa en los caminos de la destrucción de la memoria, mis caminos, nuestros dulces caminos, hijo, no hacen más que daño. Tú al menos tienes el parche para ver la vida de color carne si me guiñas.

miércoles, marzo 03, 2010

El oficio de procurador

Me imagino que será procurar, un trabajo inmaterial, cerebral; me gusta que me dé el sol mañanero de invierno igual que da a las estatuas, con suavidad. Me gusta el sol, las calles con sol . Me he pasado 6 meses en casa, en pijama, aunque esto no es del todo cierto.
Ya no tengo 15 años, no sé porque uso tanto esa expresión, 15 años, no sé donde andaría yo a los 15, cuando yo tenía 15 años rondaba el año 1998 y el año 1999, como el disco de LOL. Recuerdos tenues, como de lápiz duro, me trae a mí alguna canción de los Love of. O no tan leves, vete tú a saber.
Lo que quiero decir es que, joder, son 6 meses en casa por muy mentira que sea. Ya ves, 2010, no me digas que no suena a futuro. Vivimos en años futuristas. Ya con naves especiales y tú aún no me has dado un beso . También mentira, claro. Porque sí me has dado algún beso, una semana de besos o casi, si eso de alguna forma fuera posible. Luego está el tema de los poemas y sobre todo de los poetas a pachas. Muy mal esto, fatal. Muy mal el veneno del S XXI, qué receta más compleja lleva, como el tabaco entre polvos, el humo en la cara, sentirse una máquina expendedora, la música de mierda y la música a pachas que tampoco es plato de buen gusto aunque uno ya está acostumbrado al arte de la disociación.
He montado muchas veces en avión, muchas más de las que de verdad me corresponderían. Sigo contando las cosas que taponan los oídos, es difícil quitarme lo cateto, los aviones, las chicas, las mujeres. Leo mucho a Umbral, pero es una putada porque solo escribo en sueños y luego no me acuerdo de una mierda. Bueno me acuerdo de “dómina de mis insomnios”, fíjate qué pedazo de mierda o “actora de los hechos, clítoris de rosa negra, vudú marino” o por contra me acuerdo de poemas de David Yáñez sobre chicos con zapatillas embarradas y princesas de innumerables dígitos, mires donde mires. Mires donde mires. También sale alguna idea sobre pedirle a alguien que aguante a tú lado hasta que el corazón afloje, esto es muy fuerte. Pero soy el de siempre, ya sabes: me gusta la redundancia de dormir contigo, a secas. Me gusta mucho tomar demasiado café, me siento capaz de abrir los ojos del todo y eso también es muy fuerte. A mi a querer me enseñó una bruja falsísima, y ni tan mal. No quiero abrir los ojos del todo, quiero la vida miope donde te conocí y te perdí. Esto va por ti y por ti, claro. Si no de qué.
El lunes de la semana que viene empieza mi nueva vida. Nuevo trabajo. Gran empresa. Qué raro ahora temer ser un Anónimo. Un Don Nadie en Madrid. Fíjate. Es tan bella la ruina . De verdad que no te creerías el Docureality de estos meses. No veas cómo llovía, no veas qué dolor de piernas, no veas qué vagina de diamantes, no veas qué dificultades, qué insomnios.

Nos vemos en Madrid.