martes, junio 30, 2009

Antigüedad

Me he quedado antiguo en la admiración de la belleza de las mujeres, sigue siendo referencia aquel hilo de piel que te quedaba entre el pantalón y la blusa que era de color madera esmaltada y brillaba todo el tiempo. Todo en ella era esmaltado, los dientes también. Me gustaba sentir su escasísimo sobrepeso mientras nos empujábamos hasta una cama, sabes, me sabe recordar ciertas cosas a golosinas guardadas en el cajón desde 1997. Mi abuela le bajaba dos dedos a cada botella de licor del mueble bar cada día, pero luego me acompañaba a la tienda a por libros, no sé si lo estoy haciendo yo parecido ahora, mi madre toma pastillas y pastillas; cuando las cosas iban muy bien en cambio, tomaba pastillas y más pastillas pero lloraba bastante menos; mi hermano sueña con rozar junto a su novia universitaria y morena las ruedas de su coche nuevo - que también es moreno por cierto-, con la arena del Mediterráneo. Pienso en esto mucho camino a la oficina cuando uso los cepillos de las escaleras mecánicas del metro para apañar los zapatos. Puedes notar que las cosas van bien cuando empieza a abundar lo moreno por todas partes. En mi imaginación, el padre de la que fue mi chica se adentra en el bosque con una escopeta de dos metros y sus disparos despeinan la maleza. Todo ocurre muy rápido y se ve desde las rodillas: le acierta a criaturas con toda la carne magra que luego asará en el jardín. Este verano nos vamos a asar todos en Madrid, va a ser mejor no tener a nadie cerca de partir de las 00.00, palabra. Y menos a mí.

martes, junio 23, 2009

30 °C

Cuando me despierto en medio de la noche
los deseos son más primitivos que nunca,
me levanto, voy casi corriendo a la cocina
el cerebro blando, la realidad desvanecida,
abro los armarios a toda velocidad
nada en mis baldas
nada en las baldas de mis compañeros
nada que llueva y ponga en funcionamiento
las cámaras de oxígeno que nutren
la ciudad de Madrid,
sudor nocturno que limpia las cañerías
de mi temeroso cuerpo.
Al final como un jamón rojo,
como rozaduras adolescentes en la rodilla,
que vivía feliz en un ángulo muerto
de nuestro frigorífico.
Me siento una bestia en esos momentos;
cuando estabas tú, qué remota eres tú,
la carne que comía era agria y compleja
y el estado hipnótico facilitaba dar pasos
absolutos por el desfiladero de vello invisible
entre tu ombligo y tu vagina.

domingo, junio 21, 2009

Arctic diving

título consensuado por Roberto Domínguez y Tito, anfitriones de oro.

Mi vida es una de esas discusiones feroces
entre dos amantes glaciares,
en la suite cúpula de un rascacielos
-pon que de Dubai porque NYC
ya no nos merece-
donde ella -la verdadera cúpula-
acaba arrojando alquitrán
por el mirador imperial, tan obsceno,
manchando el aire calmo de la noche
y las calles relucientes
donde se conocieron.

miércoles, junio 17, 2009

Jägermeister (maestro de cazadores)

El tipo se fundió parte de su herencia en amarres,
los mejores y los peores brujos africanos de Madrid
al servicio de su regreso: cáscaras de huevo
frijoles espachurrados, raíces tiernas pintadas de rojo,
gallinas desnucadas a media noche
bajo la piedad fresca del cielo estrellado.
Si todo aquello funcionó lo hizo de una forma oculta
e invisibles a sus ojos inocentes y ensangrentados,
eso pensaba al menos durante la ceremonia
preciosa ceremonia,
donde nadie le daba la mano,
y la metía en el bolsillo de su mejor traje donde descansaba
aquella petaca graciosa con la bandera confederada.
Jugueteaba con el tapón de rosca, como queriendo
descifrar la combinación de una caja fuerte,
aplacar una resaca bebiendo a las 12 de la mañana, pensó,
se siente como dar una capa de pintura innecesaria
a una pared con tu propia sangre.
El plan era Jägermeister y sabía a reconciliación con uno mismo,
sabía a los labios expertísimos de una amante de 50 años.
Ella desfilaba como un cisne electrónico hacia el altar
de blanco y rojo, puro sexo encarcelado, trucos de magia
con varitas de carne,
su perfil era el mechero de las estrellas, qué bueno,
qué sostenible parecía la existencia en sus finas caderas.

lunes, junio 08, 2009

La era de las humillaciones (Luciérnagas #4)

a los tipos que bailan en el aeropuerto.

Tu cuerpo es un atlas de dicha indescriptible
abierto de par en par,
y no cabe en las estanterías perdurables
del Ikea
que son el esqueleto de cuanto existe.
Yo me fijo mucho en tu oreja derecha –soy así -
y sus constelaciones huecas con supernova de titanio
a las edades de 1, de 16 y de 24,
momentos todos ellos
anteriores a mi nacimiento insólito.
Cuando yo nací mi padre bebió champán
hasta la nausea
y llegó sonámbulo al horno,
en la furgoneta ya se sentía un poco mejor, supongo.
El himno y la bandera del planeta Tierra
no es un smiley amarillo
es nuestro muy muy metafórico hijo
atizando con una vara la hierba pegajosa
de Agosto u Octubre
que es el mismo mes,
para tipos como tú y como yo a los que nos da reparo
encender el aire acondicionado
y que luchamos porque nos quieran de corrido.

miércoles, junio 03, 2009

Luciérnagas #2

Tu cuerpo es una fiesta de disfraces en Manhattan
- 4 A.M.-
con una American Express Centurión
entre los dientes,
la noche de todos los nacimientos portentosos
como chispazos
en tu vientre mapamundi,
amor.