miércoles, diciembre 28, 2005

Mi versión de los hechos

La chica se llamaba lluvia
-tenía el nombre de esa flor
que dibuja un mordisco
en la mejilla-.
Se contorneaba en la oscuridad,
decía con cuidado
que la fascinaba la hondura
de mis ojos de vagabundo.
La noche estiraba las piernas y
ella propuso el juego de las palabras
sin traducción,
como luar, por ejemplo
–luz de luna-,
decía que yo parecía no temerle
a nada:
sorbes de la copa
como si fuera la última bombona
de oxígeno del Planeta.
Me gustaba de ella
su belleza limpia y vertical,
como una manzana
limpia de motas.
Lástima
que ella no fuera una de ésas
y que yo fuera
la sombra de la sombra
del humo de mil cigarros.

sábado, diciembre 24, 2005

El coste. Las magulladuras de rascar mugre. En calles sombrías la helada. El poema más largo del mundo.

Puedo leer la contracrónica
de lo que pasa en el envés
de tus sábanas
en tu forma de reconstruir
el recién abandonado
surco blando de la noche.
La Navidad nace esta vez
súbitamente,
con cara de lunes de comisaría,
mientras nos prometemos
una ciudad a medias;
tienes la cadencia –te digo-
del alivio de la angustia
o terremoto sin cuerda,
sin mesa de nogal
o frío desde los tendones.
Tienes esta noche
ese aliento de alquimia,
esos besos recién nacidos
que se guardan en el fondo falso
de la maleta,
tienes ese silencio silbante
mientras duermes.
Yo a estas horas soy un Mazinger Z
de prestadillo,
pero sigo jugando,
sigo en mis trece a los veintidós.

PD- Me llama un amigo
a las 3.30 y me pide
que nos precipitemos por el sumidero
una noche más,
yo desnudo en la cama sin ti.

martes, diciembre 13, 2005

Besos en el aire (Falta de puntería)

1
Me asomo a la luz de los charcos,
ahora que dos millones de penas
encorsetan la ciudad.
Aún recuerdo la sangre
en la comisura de los ojos.
A los poetas de mi generación
les salen versos mal
traducidos del inglés,
yo por mi parte, espero a que
me empitone el sueño
en una de esas noches, ya sabes.
Las chicas, -las buenas chicas- se enamoran
de dibujos animados y
no lo hacen
como en las películas, es más
te miran con cara de pena después.
Tú deseas ser fumador, entonces
pero te conformas con viajar lejos
l e j o s
y cerrar los ojos;
embarcas en tus párpados
que son el tren de lejanías
y el escudo de los que dispones ahora
que estás tan desnudo y solo.

2
Ella fumaba anillos de humo,
daba caladas débiles
a sus cigarrillos bajos en cáncer,
ella dejaba adornar su dormitorio
con mi circo de pulgas.
Yo no sabía si aquello
era la última vez, por eso
confeccionaba besos de suicida
en su espalda,
también en su boca
o inyección letal.

viernes, diciembre 09, 2005

Luciérnagas

Tu cuerpo es la antología de los deseos,
en él caben las amapolas de cemento
y el viento gris de los estornudos.
Sabe tu cuerpo a las cosas que saben a vida
y se queda en el paladar por siempre,
digamos que es la especia perpetua
[de mi boca.
Trotan luciérnagas
de tenue plumaje por tu espalda
-habla quien no vio las moscas de la luz-
las toco con estas manos de encarcelado
las despedazo como pan blanco en la fatiga
las pruebo con mi saliva de zinc y río,
río porque sienta bien estar a este lado del engaño.

jueves, diciembre 01, 2005

Delirios

Interpreto con estos dedos
de alcohol y tristeza
las zonas erógenas de la muerte.
Tumbado sobre la permutación de los posters
rasgo las sábanas
en la República de los pies de mi cama
buscándote
creyéndote quizá
regurgitando el sabor de esa ropa interior
-ella parecía real y mía-
que ya no desprenderé a bocados
de tu cuerpo de agujas de coser
[tu cuerpo de tejidos salvajes.

domingo, noviembre 27, 2005

La lluvia

Gracias a todos por apoyarme el jueves en mi primer recital.

(…)y entonces rezas para que no deje de llover
porque llevas dos décadas esperando el diluvio universal
ha sucedido aquí.
Salgamos , te pido
salgamos y tomemos la basura del suelo
como una canoa,
los pájaros migran lejos, adviertes,
llueve como una freidora a punto de explotar.
Te escribo la palabra amor en la espalda
bajo el aguacero
te das la vuelta y esa mirada que desordena
la realidad
-el crédito de los ojos oscuros,
dicen los entendidos-
hace astillas la pátina de agua.
Creo tener el Secreto entre los brazos
y sonrío de puertas adentro
que es limpiar a fondo el rimel corrido
de mis penas.

jueves, noviembre 03, 2005

Micropoemas para combatir el insomnio

4
Desde fuera
parecía que(yo)
inventaba Felicidad
en tus ojos.

5
Hay retos
fuera del quirófano
que también
son un mal trago
sin anestesia.

6
Vives dos días
sin días
sólo la noche
así que embadurnas los espejos
para no ver la escena.

domingo, octubre 30, 2005

Micropoemas para una mañana

1
Nuestros cuerpos
hechos a medida
salvo el matiz
de mi suerte.

2
Viviendo (que es gerundio)
entre botellas
vacías (ajenas)
que liberan
su presencia agrietada
o sed artificial.

3
Es como ser un jaguar,
agazapado esperas
el momento,
esquivas los coches
de la carretera.
Todos.
Las gotas de lluvia
o formas de vida
del parabrisas.

jueves, octubre 27, 2005

09:27


Se las prometían muy felices,
se daban pellizcos de sal en las mejillas
en esta habitación siempre es de noche,
decían
tocan a muerto allí donde nacimos
dos, tres campanadas
los búhos, el frío…
La estación de autobuses
abriéndose paso entre las legañas, 09:27
un beso peso medio
o bajo en nicotina
de despedida.

jueves, octubre 13, 2005

Non Stop


Está el día nuboso y amarillo
como los dedos del tabaco,
pienso en el verano 05
sus fines de trayecto,
se estarán revolviendo las hojas laminadas
-los números negros, el abrazo rojo
de cada día-
en el fondo del cubo.
Somos lo que comemos, dicen
[por eso tiramos el envoltorio
soy todas las mañanas
a las 16.00
y esa leche caducada
por falta de desayunos.
Por eso quizá me gusta tu cuerpo amable
conmigo
y tu sonrisa non-stop
amplia como el primer baño de espuma
de mi niñez.

lunes, octubre 10, 2005

Mi suerte

Fuera de tu cama
hace un frío que quiero olvidar
dentro
la red de calor humano,
el nudo que hacen nuestros cuerpos,
el beso que te doy a oscuras,
en silencio
pues no quiero que te despiertes.
Quiero verte dormida
quiero ver tu cara extraviada
de una película en blanco y negro.
Quiero ver el milagro.
Forras de acero el hilo del que prende mi vida
con un beso exacto y cálido
como tus 21 años
[cumplidos en mis brazos.

sábado, octubre 01, 2005

Cicatrices

Después del ataúd
preveo que tendré que pasar
los rayos de luz por la batidora.
Alrededor de la furgoneta, la mañana
mantiene a ralla la distancia
insalvable entre el cielo y los campos quemados
por el agua de los aspersores.
A veces hay pinos como llamaradas verdes
salvajes y ásperos
llamaradas verdes que se estremecen
con el frío del primer llanto de Otoño.
Este frío no entiende de amigos
ni de recuerdos
sacude las mantas de bebé en los tendederos
le doy pan duro a un pastor alemán
que tirita de frío y me lo agradece
haciéndolo crujir en sus fauces de perro solitario.
Te vas acostumbrando al silencio
y le haces sutiles cambios románticos
a lo que llamas tesoros de mi memoria
historias fantásticas, sueños en un saco
con demasiados agujeros, ese hatillo
que se ve desbordado por tu tesoro y por tus
sueños lejanos, acristalados, quebrados por este frío
este frío
esta mañana
que es todo lo que tienes.

miércoles, septiembre 21, 2005

Rumor de alcantarilla

La posibilidad de no volver a vernos
salvo en cines al aire libre –nuestra memoria-
no provocó en ella
ni un desfilar de hormigas en es estómago
el cronometro del semáforo
indicaba los segundos en los que se cerraría
la maleta
tenía la contraseña en la punta de la lengua
en los labios
se despeñó un beso, pero me agarré al borde
sangre en las manos
en los labios.
Despierto en medio de la ciudad
aun no me atrevería a decir que hace calor
la basura vuela
y baila en la acera
aunque conozco los pasos rechazo su invitación
una botella de vino
y 22 años que sumergir en su caudal.

martes, septiembre 13, 2005

Ginebra y preservativos

Ginebra y preservativos
en la cesta de la compra
capilares rotos en el cuello.
Obviada el sueño
y circulaba por la ciudad
para saborear las novedades
en las paredes de los kioscos,
las formas de animales de las nubes
de pilotos de kart,
la resaca dulce de besos nocturnos
con sabor a triple seco,
el limón más ácido del mercado.
El látex, el olor de hospital
en los muebles naturalizado
por las cremas hidratantes,
tu sudor tu perfume
violado por el ajetreo de la vida cotidiana.
Es magnifico volver a esta vida
de charlas mágicas antes de dormir
y después,
de mesa para dos.

martes, septiembre 06, 2005

La suerte del poeta

Lo sabes perfectamente
jamás serás el yerno que toda madre desea
para sí
tampoco tendrás un corazón fuerte
de escalador de montañas,
será un alfiletero o colador,
molde para los trajes de lunares,
querrás salir de esta habitación:
entierro
que
elegiste
para poder conocer a alguien
que te regale un calco
y que sigan los poemas
siempre
fuiste
un
copión.

lunes, septiembre 05, 2005

Nuevos caminos

Abres la puerta, buenas noches
otra vez yo,
trompetas en el estómago.
Quizá, solo quizá.
Una habitación con la sombra
de las tormentas de verano,
rajarse el pecho por la mitad.
Quizá, solo quizá.
Alguien prepara la cena en la cocina,
busco cruzarme contigo en el pasillo,
oscuro también,
el roce de nuestros mundos,
me llevo el dedo índice a la boca:
chsss… silencio, silencio…
se construye un beso a nuestro alrededor
y cauteloso como siempre,
lo materializo en tu boca,
las luces de dentro o señal de alarma
parpadean con violencia.
Un
dos
tres…
Nos diluimos.
Crecen alas en nuestra espalda
de una pluma tan negra como las paredes,
de esta noche, de este momento.
Ojos vidriosos en al penumbra,
y la chica que sueña en blanco y negro.

martes, agosto 30, 2005

Por fin mañana

Y te das cuenta de que eres joven

y aun no te han abierto la cabeza,

es tiempo de probar, tomar drogas, quizá

amar a quemarropa y

fuegos artificiales

revolviendo el mar de noche,

antes del beso, decirle:

“eres el estribillo de mi vida”,

seleccionar los poemas

que te hacen llorar, las películas,

las mujeres, llorar en la siesta

y ser un titán al despertar.

Eres joven, eres un titán

de dientes relucientes,

disfruta la tristeza, paladéala

como un juego difícil de aprender,

como matemáticas,

u olvidarte en un descuido.

Eres un boxeador -lo dice tu sombra-

no te cabe el corazón en el pecho,

tu sonrisa es el interruptor

de los días.

jueves, agosto 25, 2005

El último beso de amor

…el olvido sólo

se llevó la mitad”

J.M.Serrat

El último beso que te di

fue a un fajo de billetes de 50,

me había quitado previamente

el sudor de la frente y tenia dos canciones

de moda alicaídas en las orejas.

Yo tenía esa pose de querer acabar

con las semillas de azafrán de mi mentón,

a pesar de tu insistencia, de tu me gusta

que piques un poco. No todos los pijamas

son tan amarillos ni retrasan el verano

hasta dejarlo blando y lejano,

como tu cuerpo de puntillas bajo

la lluvia de luces estoboscópicas;

qué mareo, calzando una vida

de otro con más suerte.

Bebo sorbos minúsculos, para dar de si

el momento hasta poder ver la luna

a través de él, como las radiografías

en los eclipses, no puedo con tanta iluminación,

busco pues, la penumbra o morada natural

de los desamparados.

Es un placer llevarte el desayuno a la cama,

sobre todo cuando aun sigues caliente

en la billetera.

sábado, agosto 20, 2005

Maquillaje

Fluyen días despacio,

con ojos de cañería rota,

el viento diminuto repta

por la carretera

-solo se detiene para

hacer autostop-

paro, para que entre por la ventanilla

¿Recuerdas cuando había

alguien que se maquillaba por ti?

me pregunta, y baja el volumen de la radio.

Yo también pongo dos mantas

en mi cama de Invierno, allá donde duermo

detrás de las montañas, bajo los charcos

o en la ranura de las alcantarillas.

Me pide que le hable de mí, poca cosa:

dos fugas de gas, ningún coche,

tres semáforos en verde

enfureciendo al resto de los conductores,

la estaba besando, ¿sabes?, si, estaban hechos

de lana puntiaguda, si, hay canciones

que estarían dispuestas a testificar.

El viento lleva una boina

y solo le quedan dos dientes, pero mira

el asfalto con cara de haber visto la muerte

en todos sus amigos:

de un infarto, de cáncer, quizá; apoyados

en la pared con los ojos vendados,

en la época del alcanfor y agua

en pantanos, leche y sopa.

Ahora hay una pastilla para cada cosa, dice,

pero los médicos no saben medir el dolor

en arrobas -¿se podrá morir de pena

como los perros?-

Se baja en medio de los cultivos

y pide disculpas por las molestias.

sábado, agosto 13, 2005

Juventud



It's a long ... lonely journey ... from death to birth

Michael Pitt

Así que era esto. Los restos de sopa

se agarran a mi barba débil para evitar

morir en mis entrañas.

Hay mucho silencio por la mañana,

los sueños duermen, los pájaros ensayan

su composición musical en su cuarto

en un tronco vacío, casi muertos.

Era esto, que un día representara

una vida entera, con ganas de tumba

a la hora del vermú, los niños

imaginan su postre al fondo del congelador

donde mamá guarda el dedo del abuelo,

su pensión aún paga vacaciones.

Me permito el lujo de no olvidarte

- por eso de que los días tengan luz- ,

a pesar del salivazo de cuando te asomas

a mi pozo de herrumbre, de cuando

no te asomas. O miras allí arriba

y yo escojo las gotas de mi vida para ti.

Te doy las que no saben a fracaso, las que

hacen una fiesta en tu boca cuando

los besos orbitan el planeta del incienso

[y las noches últimas.

Era esto lo que deparaba la juventud,

pensar en un volantazo en carreteras sin asfaltar.

miércoles, julio 27, 2005

Gafas de sol

El viento sopla estar tarde similar al alarido de un bebé, impertinente y enloquecedor, se mete por los huecos de los ladrillos y silba para que todos despertemos. Estos días no son una canción pop, aunque la radio diga lo contrario. La quietud de las 5 de la mañana parece una prolongación de las sábanas, los búhos sorben café en los bares de carretera. Se cobran y se pagan 3000 euros por un mes en bungaloes de primera línea. Las aves migratorias de ahora con climatizador de serie y tablas de surf en el lomo, ponen rumbo a climas más generosos. En los atascos discuten papá y mamá y sacan a relucir el tema de la abuela, una vez más, y otra. El mar al llegar recuerda a la puerta de un banco en la época del corralito, todos exigen su parte; son 10 días alejado de la máquina y los guantes de plomo, hay que divertirse para enseñar las fotos a las amistades, hay que esconder los bocadillos de mortadela y las latas de berberecho para que no salgan en la foto, nosotros no somos unos cutres, estaría bueno. Por la noche, la luna aprovecha para ponerse guapa frente a su espejo de sal y algas, y después de que los municipales dispersen el botellón de la playa, suena la canción más simple de la naturaleza, la partitura se la comieron las gaviotas. Atasco en la playa desde bien temprano; temprano para estar en vacaciones, claro. A esta hora ya habría empaquetado medio producción. Stop. El mar eterno tiene un azul que se confunde con el del cielo, y se pliegan al final del todo en una ralla que consensúa su mínima diferencia. Agosto vuelca las oficinas, los talleres, las fábricas, las aulas, los confesionarios sobre el turismo de sol y playa, la joya de nuestra corona per secula seculorum, amén. Qué guapos todos en el encuentro en la estación, va a ser una semana especial. Septiembre es el título de una película, los bikinis y las botellas de ron, no obstante son tan reales como el acto reflejo de sonreír en invierno viendo las fotos que estamos haciendo ahora: qué guapos todos, y qué morenos. Esta la pondré en el corcho al lado de la que me hice la semana pasada en la visita al pueblo de los abuelos. En el cine al aire libre nace el germen de los revolcones en la arena al amanecer, fíjate irnos tan lejos para descubrir esto. Él que se joda con su tristeza, sus poemas específicos y su vocación suicida. Ahora estamos tú y yo, y las hamacas parecen cómodas, es demasiado temprano para que nadie pase por aquí, vamos allá. La cámara sube lentamente y enfoca el amanecer púrpura de las vacaciones. Fundido en negro.

martes, julio 26, 2005

Again

Detesto verme en fotos antiguas, sobre todo en las que retratan momentos de felicidad. Odio con toda mi alma esa mirada de anestesia, como un espejo trucado; esa manera de engañar que tiene el papel de fotografía, brillo o mate, da igual. Últimamente uso dos almohadas verdes para taparme en la siesta, no sé exactamente por qué, el color, supongo me inspira hierba fresca, y este verano está siendo el más cálido de los que recuerda el almanaque zaragozano. Supongo que si le diera a alguna droga dura, este sería el momento de la sobredosis a ritmo de mi canción favorita: “Ella me contempla como un piscis cuando estoy débil”, así empieza. No es una canción para escuchar en el coche ni para animarte recién levantado, sirve para morir de sobredosis canturreándola, es una canción para escucharla en bucle el último día de tu vida. En el colegio, recuerdo, una niña se quejaba del canto de los pájaros por la mañana. En la Universidad, en la primera, había un profesor que desataba las tormentas y una chica morena que acaparaba las tardes. Un día me dijo que me había visto con el coche de la autoescuela, nunca (estoy mintiendo) me ha latido el corazón tan aprisa. Luego se desvaneció por los siglos de los siglos. En la segunda Universidad aprendí a meterme en el río de los felices y bajé el volumen de los coches de la calle, y apagué las farolas municipales con dos dedos (como las personas mayores), y canté canciones inapropiadas bajo la lluvia, e inauguré la libreta de las primeras veces, y morí. Estaban todos allí, los de ahora y los de siempre, el cielo estaba reseco y crujía como la ropa que dejas una semana en la lavadora. Luego me reencarné en una de esas mariposas trilladas por el mecanismo feroz del reloj, después no sé a quien engañé. La cosa es que a veces me despierto de la siesta con dos o tres frases y tengo que escribirlas, mi debilidad mental hace que se me olviden en cuanto veo el folio en blanco, que, como todos sabemos, es el morir. Los hospitales, incluso los que fingen ser un hotel de semi lujo, son espantosos. Nueva York sigue estando lejísimos, y yo soy esa porción de tierra rodeado de descampados por todas partes, menos por una a la que denominamos a partir de ahora poesía, por llamarlo de alguna manera. Si hubiera un aparato para enfriar los alimentos instantáneamente se llamaría frigoondas por derecho propio. Después de trabajar 10 horas te acuerdas de sus ojos mientras hacíais el amor, y los metes en el mismo saco que los unicornios y el ziritione, pero siguen ahí, instalados en el para siempre, como cuando aprendes a montar en bici o ves el mar demasiado tarde. Después de sudar la vida de señorito durante 10 horas, empiezas a pensar en si te dejarán en la misma posición con la que duermes (mirando a la ventana, porque si miro a la pared está oscuro y me da mucho miedo) cuando te encasqueten el traje de pino. La noche cae muy despacito, pero no me engaña, sigue siendo un luto en sí misma.

viernes, julio 22, 2005

Cansancio

La mano en el saco de cuerda,
cuyo fondo guarda alimentos de estrella.
Fulgurante de chispas,
brilla entre los huesos y la carne
y me sube la mirada hasta el confín
de tus ojos increíbles,
de otro tiempo.
La tela de poner los platos del picnic,
junto a tus ojos abismales,
y tus besos, tus besos;
tu forma de hacer corbatas
con los dedos de la mano,
tu terrible manera
de no estar.

viernes, julio 08, 2005

Sweet Home

Podría vivir el resto del tiempo aquí,
frente al televisor, convertir la nostalgia
en cuentos chinos.
Podría romper la antena parabólica
y ver solo la segunda cadena de televisión,
odiar la libertad de elegir.
Sentirme feliz porque se ve a todo color,
como el Mundial del 82 en casa de mis abuelos.
Podría pensar en París en dos dimensiones,
en una página de enciclopedia amarillenta,
trenes que por aquí no pasan, luz y amor.
Pueblo de achicoria y serrín
y su canción monótona, su latido cansino;
soledad que das color a los toldos
y a los gatos que reposan atentos
a la sombra de un tabique de hormigón.
Suerte por comprar un ventilador
que salpique las piernas, mientras veo
el mar engalanado en la publicidad de Tv.
Sorbo el agua fría y miro por los ojitos de la persiana,
veo el verano y su interminable puesta en escena.


martes, julio 05, 2005

Héctor

Tengo un amigo.
En realidad
es como un hermano para mí;
es un buen chico,
nunca le han gustado los excesos:
no le gustan las chicas rubias,
ni el chocolate,
ni los coches grandes,
estoy seguro de que nunca
ha pensado en el suicidio.
Somos espantosamente distintos,
besó a una chica un lustro antes
de que yo lo hiciera,
yo pensaba mucho en esa chica,
en cierto modo también fue mi primer beso,
durante un tiempo.
Somos muy distintos, es cierto;
el nunca evitó su imagen en el espejo
ni creyó ver cocodrilos en el fondo de la piscina.
A pesar de todo hay cosas que compartimos,
como aventuras al fin del mundo,
lágrimas de hospital
o meriendas en el trono de Grafton St.
Afortunadamente en el camino de regreso
no hubo ningún control policial
y llegamos sanos y salvos a las horas de trabajo,
donde me ayudó con la clientela
haciéndolo todo, una vez más,
un poco menos cruel.

lunes, julio 04, 2005

Segundas partes

Para buscarte
en carreteras secundarias
-tus labios-
y vivir en la confusión
-motor o lluvia-
prefiero los abrazos
de las musas de imprenta
y dar media vuelta,
el despertador lo entenderá.

Títulos de crédito (en orden alfabético)

Es hora de subirle la cremallera
- sístole, diástole -
y marcharse antes de que despierte.
No me gustan las despedidas;
me mantendré callado.
(…no olvides los portales
y el frío y la niebla.
Y los besos confortables)
Te haces un hombre
cuando te conformas
con el empate emocional.
Cómo no ibas a estar
en mi último verso.
Hasta pronto.

viernes, julio 01, 2005

Cuchillería

No pensaba en palacios, entonces,
era poco más que un altillo sin ventanas
olía a cerrado y a la cera de las velas,
se llamaba sombra intermitente
y lo hacíamos en el suelo, y reíamos
hipotecando mis latidos de después:
los de ahora, los de no me creo que sea de día.
Luego el tren y la ciudad del frío
- mi corazón por la ventanilla,
tú corriendo por el andén-

martes, junio 28, 2005

Periferias

A todo se acostumbra uno
incluso a vivir en tus periferias;
después de ti, el océano Atlántico
salvaje y eufórico, en portugués.
La otra cara de Portugal,
la del mar cenando el sol naranja
y las tienda de conchas en la arena,
o cómo cabalgar la tristeza
y fingir llaves de hotel
para despertarme aquí,
pero con sábanas almidonadas
y tu ropa encima del mensaje
de bienvenida del televisor.
Bueno, tengo una toalla
y una bonita vista desde aquí,
tengo excusa para sentirme bien,
casi lloro, es cierto:
Amo-te moito Barbara
por poco arruino su mensaje
pero por suerte,
lo podrán leer los peces esta noche.

sábado, junio 25, 2005

Sensación de pérdida

Debajo de los polvos de maquillaje,
de la línea de ojos oriental,
del olor a whisky en combinados,
de vestidos sacados del baúl,
de días y días luchando por una noche,
de los pecaditos a oscuras,
de mantenerse despierto para saborear tu silencio,
de despedidas que saben a fuego y muerte,
de collage para soñar contigo,
vivía la chica que administraba los “te quiero”
con diabólica precisión.

miércoles, junio 22, 2005

Aunque tú a mí no

Es horrible despertarse sudado y arruinar el olor a suavizante de las sábanas recién lavadas. Inexplicablemente, el suelo está frío y las zapatillas no están donde las dejaste anoche, el mundo se derrumba. Por la mañana todo parece menos grave, todavía estás atontado y todo parece menos grave. Según va pasando el día vas tomando conciencia del asunto y miras en los cajones del baño si te queda alguna cuchilla. No me gusta nada convivir con el silencio, no me gusta nada mi voz en mi cabeza. Recuerdas que prometiste llenar hasta arriba las maletas para momentos como estos, para todos los momentos de aquí en adelante, quizá. Ya no eres un niño, sabes, las mentiras piadosas se caen de la pared porque se agota el pegamento del celofán con el tiempo; es una lástima pero es así. Los amigos te sacan de tu habitación y te llevan a conocer nuevos parajes, los sitios de siempre, donde fuimos tipos importantes. Nueva York está muy lejos, te comentan, vamos a disfrutar del vino y de las mujeres de aquí, Nueva York está muy lejos. No me gusta soñar contigo por la chorrada esa de que luego hay que despertarse, aunque no te negaré que en el momento lo disfruto; sueño con un poema para llorarlo y solo recuerdo al día siguiente los últimos versos: …cura mis heridas con ceniza. El narrador de cuando duermo es mucho mejor poeta que yo y tiene mucho más valor; ha debido leer libros diferentes, haber tenido 5 millones de resacas menos, haber elegido el camino de baldosas amarillos, yo que sé. Tenemos que cambiar de droga, y enfocar un poco nuestras vidas que así no vamos a llegar ni a los 30. Vamos a poner cara de buenos chicos y alquilar un coche para irnos al norte, a ver el mar, conduce David. Lo siento chavales, pero es obligatorio tener 23 años para alquilar un coche. Los chicos del 83, salen de la tienda de alquiler y blasfeman por no haber nacido en el año del Mundial, entretanto pasa una chica con tu perfume y me esfuerzo para pensar en estructuras gramaticales. Se le echa de menos a este lado del infierno, salta a la vista. El sol pica de canto y no hacemos sombra desde este ángulo. El verano nos desgasta como una termita corporal.

viernes, junio 17, 2005

Nadar y guardar la ropa

"Y Verano e Invierno y Verano y Verano
Y de nuevo Invierno"

Charles Bukowski


No me gustan los deportes de riesgo,
salvo llamar a tu timbre de madrugada
o que me inflijas besos a toca teja.
El verano es tan largo que se pliega sobre sí mismo,
los muchachos de la limpieza se dan un garbeo
y alargan la hora del bocadillo en el bar de Pepe.
Todo funciona, sabes, todo tiene un orden
y los niños charlan sobre lo engañosos que son tres meses,
parece mucho, pero en seguida es septiembre
y los días se hacen más cortos
y mamá deja de gritar por el balcón,
cuando la cena a base de salchichas está lista.
Yo me muevo para encontrar el lado fresco de la almohada
derecha, izquierda, derecha izquierda…
y pienso que a lo mejor no vuelvo a verte
quizá no sea tan malo, verdad, peor sería quedarme ciego,
o que murieran las ballenas cautivas,
o que nunca me hubieran prestado aquel libro de Buk,
o que no me despertara esta noche, plegarias mías mediante.
Todo es tan armónico ahora y las dietas y gimnasios
del invierno se notan mucho, se reparten piropos y sonrisas,
nadie podría ser un asesino en verano, todo es tan feliz
hace tanto calor, hace tanto calor…
pero no te creas, porque las noches son más frescas.
Menos mal que me cuidé de guarda los marca páginas
porque a pesar de todo yo sabía que después, al cruzar la esquina,
viviría para siempre en esta gélida noche de verano.

Última noche

1

Ahora que
vuelve a sonar el despertador a su hora
ahora que
ya no estás haciendo ruido en la cocina
ahora que
morir o vivir es una cuestión de grado
ahora que
vivo de recuerdos
ahora que
he descubierto el horror tras rascar la superficie
ahora que
si llueve es porque me lo cuentan,
espero no te incomode el impulso del
electrocardiograma.
Mis mejores deseos.

2

las razones son simples,
solo tratas de que no te coma la sombra o el silencio
y sobrevivir a las juntas de la cama;
después de apearte, convertirte en cazador
me estoy quitando, te lo juro.

3

no me convertí en secano
de un día para otro,
allí nieva en el zapping
la mayoría del tiempo
y soñábamos con líos de faldas
éramos unos críos, ya ves,
no me da vergüenza volver
y ver mi espada de madera,
los sueños oxidados
y la piscina al otro lado,
después del prado ancho.

4

Haré una excepción contigo
y te dejaré visitarme,
verás, como de las sobras
y me cuesta mucho conciliar el sueño.
Tengo, soy un desastre
nadie me llama por ni nombre,
ni yo mismo.

viernes, junio 03, 2005

Tu desnudez

1
No sé si es el tiempo que nos ha separado
o la transfiguración por tanto repetirte en mi cabeza.
Estás preciosa con tus lazos de sombra
y tu lluvia de cristales,
-sólo ella tiene las manos tan pequeñas-
El calor de tu cuerpo ha viajado por los inviernos
sin lastimarse, como yo imaginaba.
Levanto el brazo para cazar murciélagos
y llevarme así algo de comer a la boca;
tu prisión de lana huele muy bien,
pero mata de hambre.
Si me das un beso, prometo no tener pesadillas
y dejarte dos terceras partes de la cama:
palabra de honor.

2
Tu desnudez tan simple, tan inmutable…
Miro tus ojos, ejemplos de vida,
das un vistazo fulminante a mi habitación,
no te engañes, cabe todo en un hatillo.
Hacer el amor contigo es, dijiste,
yo soy un traficante de tristeza
perdido en un mundo de algodón, el tuyo.
Otra montaña de silencio a mi espalda,
otra marcha al retrete a vomitar mi alma,
-descubrí que la esquina que cree, era solo eso,
una creación, una más-
otra fuga a donde cubre el agua,
otra manera de entender mi perdición.
Tan simple, tan inmutable…

domingo, mayo 29, 2005

La canción del acantilado

1
Las mismas persianas
echan el telón de fuego a la noche,
siempre a en punto,
en el corazón de la Plaza.
Yo mareado por el frenesí
de las dos agujas
–tantas y tantas vueltas-
y tu vestida de otro modo,
con flores en el pelo.
Otra vez la chica
que se tatuaba la línea de los ojos
para las visitas clandestinas.
Hueles y sabes a aquellos besos
que nos recitó Janis.

2
Una pandilla de amigos suicidas
que se cuentan con los dedos de una mano,
lágrimas como para teñir de negro el océano.
Tres o cuatro recuerdos
para ponerle el seguro y esconderla en el altillo
junto a las galletas.
Pesadillas que hacen que dejes de creer
en los cuentos con final feliz.
La soledad de cuatro vidas
sin apenas haber empezado ésta.
Me va a suceder con esta bala
lo mismo que con las reprimendas de mi madre:
por un oído me va a entrar
y por el otro me va a salir.

jueves, mayo 19, 2005

Trampas

1
Ha habido mejores noches que ésta,
desde luego.
El sonido más sensual, el del Lambrusco
contra el cristal al llenar tu vaso de soledad.
Ni con la vista más afinada verías una estrella en el cielo,
alguien echó la capota y no se ve más que la luz artificial
de los microondas recalentando comida repugnante.
Lejos. Parece que la vida con mayúsculas está tan lejos que ni existe.
Estas canciones que suenan son himnos indiscutibles
-aunque solo sea para mí-
y les agradezco de corazón su compañía
Mi pequeño homenaje al genio de San Pedro,
como es de suponer, se hace en un acto íntimo,
aliñando todo con sangre de sabor amargo

2
Ella muestra su acento gallego,
solo cuando se enfada
sus besos –esto tardé en saberlo-
son ladrillos calientes
a los pies de la cama.
Ella pertenece al ecosistema de Madrid,
se funde con los gusanos de acero
y conoce el nombre de todas las paradas;
es una heroína de fondo amargo,
pero de las que regresan
al punto de partida.
Al otro lado de la línea telefónica
suena su voz susurrante –allí todos duermen-
y prometemos volver a compartirnos.

3
Esta noche combato con la negrura,
-excepcional velada-
soy un boxeador cobarde
que se zafa de los uppercuts
abrazando gravemente el saco de plumas.
Este estado carencial de vitamina F
-la de la felicidad-
despoja las últimas prendas de la locura;
así son las reglas del juego, ya sabes.
En mis sueños, si es que he soñado alguna vez
se habla en tu lengua materna.
Imagino lo que escribo acariciando
tus bordes y tus aristas color café
aunque solo tengas cosquillas si hay sorpresa.

martes, mayo 03, 2005

Punto de Encuentro


1
Las nubes de alabastro han hecho de la lluvia
ráfagas de pájaros muertos.
Su vuelo solemne se interrumpe:
impacto de piedra.
Sueña el monte con flores de cartón
sin muerte, sin despedida;
para burlarse del olvido.
Tus ojos son de montaña y mar
al mismo tiempo,
guardo todas las cáscaras
por el corazón de miel.
La boca me sabe a quebranto,
y las maletas están hechas
me voy a vivir con los monstruos de hebra
bajo mi cama.

2
Me prendo al techo de unos hilos
para ver la habitación a vista de pájaro.
La sábana hace dunas azules
bailando con la corriente
que entra por la ventana.
El skyline de Nueva York en blanco y negro
confirma que soy un creador;
desde aquí son ametralladoras
con cargador de carta de ajuste.
Río a mandíbula batida como un loco
cuando barro y descubro una vez más
abalorios que dejaste olvidados.
Recomiendan poner la cara de recibir besos
para las fotos.

3
Eres el derrame de mis palabras,
gotas de hiel engarzadas en la corona ausente,
manos bailarinas al otro lado del abismo,
rachas de belleza cotidiana.
Eres tú, y no el pecho inflado de la noche
rebosante de oxígeno azul oscuro.
También soy yo, y mi soledad quebrada
a salvo entre las cuatro paredes de tus corneas:
vacaciones de verano en mi comisura favorita.
Vivo en bares con palabras en vez de cuadros en al pared
mis compañeros me invitan a la última
y escuchan nuestra historia
una vez más.
Brindo por ellos.

martes, marzo 22, 2005

Canciones

La tarde tambalea entre mis rodillas, de las tuberías que visten las paredes de ladrillo, nace ese olor a aguarrás y óxido que tan bien conozco. El sol es la única peca del enorme rostro cian que domina todos los ángulos de visión posible. La puerta de entrada al Instituto está abierta y las listas están puestas. Lo he conseguido. En un vuelo vuelvo a casa sin compartir mi alegría más que conmigo mismo. Me tumbo en mi cama boja abajo y esbozo una leve sonrisa. Cierro los ojos -Las barcas de dos en dos, como sandalias del viento-. Los abro en medio de una de esas mañanas de terciopelo -¿qué hace esa expresión en mi cabeza, si nunca la había oído?-, lo que queda del Otoño, lo que recuerdo yo al menos, respira pausadamente a escasos centímetros. Su expresión suavizada mientras duerme, hace que sea un crimen despertarla. Yo la miro, como un piscis, luego beso su piel de color de arenas movedizas, sé que se despierta antes de mirarme. Me deja ver sus ojos entumecidos y sin que me de cuenta me clava su báculo real: princesa venenosa. Yo me río, ella también. Enloquecidos nos abrazamos para avivar aun más si cabe el deseo. Todo es muy fácil: bailamos juntos (ella no estaba en mi baile de graduación. Yo tampoco fui) entre carcajadas. Me elevo dos metros por encima de la escena y caigo de pie dando saltos sobre la cama que ahora es diferente. Me miro al espejo de enfrente y tengo 8 años, llevo una camisa de hombreras amarilla y mi cara son dos carrillos rojos. Me bajo de la cama y está llena de tebeos, oigo a mi madre gritar que así romperé la cama y luego tendré que dormir en el suelo. Salgo a la calle y cojo el coche para ir a la tienda a trabajar. 300 barras de pan hoy. El mundo vuelve a tambalear.¡Despierta que llegamos tarde a clase!. Habitación de internado: muchas caras hostiles y unos pocos amigos. Para llegar a clase tenemos que atravesar un kilómetro de hierba. Las chicas están estupendas y por la noche, en el baile del gimnasio lucen sus conjuntos de brazos de tipos de amplias sonrisas, y botellas de vodka en la mochila. Trato de buscar el lado fresco de la almohada, y al darme la vuelta sigues aun ahí, esperando. ¿Me permite este último baile señorita? Ríes y parece que has inventado la carcajada. Finges un rubor en las mejillas. Así empieza el día.

sábado, febrero 05, 2005

Pigofilia

De niño soñaba con Nueva York, ahora solo pienso en suicidarme La última vez fue hace dos semanas y casi sale bien. Parece ser que 17 cápsulas de Diazepan no son suficientes. La enfermera del hospital era una señorita muy agradable; me dio unas galletas muy buenas y un zumo de naranja después del lavado gástrico (así llamamos al lavado de estómago los que conocemos el término clínico)
Mi cama estaba al lado de la de un señor que emitía un constante quejido de dolor. Le vino a ver toda su familia; solían venir de dos en dos. Durante las visitas no cesaba su quejido aunque si es verdad que se hacía más tenue. Una vez incluso soltó una carcajada que parecía presagiar el final del dolor. Solo era un espejismo. El final del dolor llegó dos noches más tarde. Los grillos estaban furiosos y su canto tronaba feroz. Cuando se le llevaron me fulminó el recuerdo de que odio dormir solo en una habitación extraña. Poco después me dieron el alta .Al llegar a casa cogí una bolsa de plástico y metí todos los objetos punzantes y potencialmente peligroso para mi vida. Me dio mucha pena tirar la navaja suiza que me había encontrado hacia muchos años en el descampado de al lado de mi casa. Le faltaba el palillo de plástico pero era una suiza estupenda. Me sentí muy solo cuando arrojé la bolsa de plástico al contenedor. Fue muy complicado encontrar en el supermercado muchos alimentos que se puedan comer sin cubiertos, me pasé media tarde allí. En la tele pusieron una película de las que te ponen nostálgico así que decidí llamar a alguien por teléfono. Estuve hablando con Jonás, un buen amigo de la infancia. Me lo pasé muy bien con la conversación, me hablaba de un nuevo tractor que había comprado su padre para las tierras. Con él será todo más fácil, decía. Ahorraremos mucho tiempo. Me preguntó que cuándo volvía por allí y yo le dije que pronto, pero estaba mintiendo. Colgué el teléfono y se me ocurrió súbitamente un epitafio muy ingenioso: “Fin”.