jueves, mayo 19, 2005

Trampas

1
Ha habido mejores noches que ésta,
desde luego.
El sonido más sensual, el del Lambrusco
contra el cristal al llenar tu vaso de soledad.
Ni con la vista más afinada verías una estrella en el cielo,
alguien echó la capota y no se ve más que la luz artificial
de los microondas recalentando comida repugnante.
Lejos. Parece que la vida con mayúsculas está tan lejos que ni existe.
Estas canciones que suenan son himnos indiscutibles
-aunque solo sea para mí-
y les agradezco de corazón su compañía
Mi pequeño homenaje al genio de San Pedro,
como es de suponer, se hace en un acto íntimo,
aliñando todo con sangre de sabor amargo

2
Ella muestra su acento gallego,
solo cuando se enfada
sus besos –esto tardé en saberlo-
son ladrillos calientes
a los pies de la cama.
Ella pertenece al ecosistema de Madrid,
se funde con los gusanos de acero
y conoce el nombre de todas las paradas;
es una heroína de fondo amargo,
pero de las que regresan
al punto de partida.
Al otro lado de la línea telefónica
suena su voz susurrante –allí todos duermen-
y prometemos volver a compartirnos.

3
Esta noche combato con la negrura,
-excepcional velada-
soy un boxeador cobarde
que se zafa de los uppercuts
abrazando gravemente el saco de plumas.
Este estado carencial de vitamina F
-la de la felicidad-
despoja las últimas prendas de la locura;
así son las reglas del juego, ya sabes.
En mis sueños, si es que he soñado alguna vez
se habla en tu lengua materna.
Imagino lo que escribo acariciando
tus bordes y tus aristas color café
aunque solo tengas cosquillas si hay sorpresa.