sábado, diciembre 24, 2005

El coste. Las magulladuras de rascar mugre. En calles sombrías la helada. El poema más largo del mundo.

Puedo leer la contracrónica
de lo que pasa en el envés
de tus sábanas
en tu forma de reconstruir
el recién abandonado
surco blando de la noche.
La Navidad nace esta vez
súbitamente,
con cara de lunes de comisaría,
mientras nos prometemos
una ciudad a medias;
tienes la cadencia –te digo-
del alivio de la angustia
o terremoto sin cuerda,
sin mesa de nogal
o frío desde los tendones.
Tienes esta noche
ese aliento de alquimia,
esos besos recién nacidos
que se guardan en el fondo falso
de la maleta,
tienes ese silencio silbante
mientras duermes.
Yo a estas horas soy un Mazinger Z
de prestadillo,
pero sigo jugando,
sigo en mis trece a los veintidós.

PD- Me llama un amigo
a las 3.30 y me pide
que nos precipitemos por el sumidero
una noche más,
yo desnudo en la cama sin ti.

No response to “El coste. Las magulladuras de rascar mugre. En calles sombrías la helada. El poema más largo del mundo.”