La primera noche del siglo
fue tan inhumana que dormimos de un tirón
con nuestra nariz tocándose,
no había música pero de haberla habido
la tendríamos que haber masticado en sueños,
de densa.
El arte hace mortadela de los descubrimientos,
la poesía es tan cobarde como yo
y se queda fuera
si dentro corren mares de sangre amarilla,
o dentro
si fuera te azotan el corazón
dos décadas después de que te azotaran
[el culo
para romper a respirar.
En el otro vértice del triangulo estás tú
que me impides construir una noche artificial,
eres el libro de reglamento
que mantenía firmes a las niñas
en la escuela de damiselas.