...era el pensamiento
Llegué a casa de mi amor
con el traje arrugado,
la corbata verde
de pasear por Madrid como un zombie
buscando regalos.
Me daba vergüenza llevar la corbata así
y me perdía en el metro,
llegué a casa con una erección
casi inaguantable,
propia de una cabezada inútil
en el coche,
dime ahora lo que has hecho
con tu hermoso muchacho
de ojos azules,
Señor Muerte.