A veces pienso en mi propia construcción,
para mis ojos acudieron a la gama de entrada,
fíjate en este marrón sin metalizar, soviético,
fíjate en estas muchas dioptrías
y en estas muchas y fundadas dudas de que sea género
de segunda mano,
el mundo entra en mí a través de estas esponjas viejas
heredadas de alguien muy querido y muy muerto.
Nos tumbamos frente a frente y todo empieza así,
suenan unas canciones en tu portátil que son
la intimidad común de los dosmiles,
tu espalda despierta mis manos con la gran luz
y quiero creer que el deseo te daltoniza porque dices
verde y avellana
de estos Lada de madera con que te miro.
One response to “El paraíso de los coches robados”
Aquí no hay me gusta, ¡que pena!
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