sábado, mayo 27, 2006

El león cobarde (crecimiento negativo)

A partir de la arritmia
con el número 7 en el dorsal de
Ritchter
las cosas sólo pudieron ir a mejor,
Eva hizo de la raya de su pelo
un zigzag por el que viajar
conociendo las drogas y el amor,
dando cuenta de nuestra especie
y sus juegos
en el asiento de atrás del viejo coche
tan permeable en los días de lluvia
como papel de cebolla
[se nos mojaban los píes, hijo
dice mi padre.
Llegamos a Oz evitando los peajes
pues el dinero nos lo gastábamos
en un beso de puntera
en la espinilla;
allí te quedaste estudiando el master de Mago
en la Universidad del Este,
me escribías cartas de conjuros
con tus progresos,
firmabas con saliva y ceniza,
como cuando me tocaste la cara
por primera vez;
pero terminaste por olvidarme
y las cartas dejaron paso a la propaganda
- “supere su COBARDÍA en 6 sesiones” o
“lavados de estómago por correspondencia”-
y tu irresistible manera
de mirar por la ventana
a un alud de chicas
que sabían de (a) cerveza.

3 Responses to “El león cobarde (crecimiento negativo)”

DAVID YÁÑEZ dijo...

Muy bueno lo de [...]"se nos mojaban los píes hijo"[...]

P.D. En cuanto acabe el maremagnum de exámenes y pruebas de memoria general hay que hacerse foto de generación

el_hombre_que dijo...

me encanta (y suscribe también alberto), pero ralla es con y...jaja.

Buen poema, buen blog.

Saludos!