Me he quedado antiguo en la admiración de la belleza de las mujeres, sigue siendo referencia aquel hilo de piel que te quedaba entre el pantalón y la blusa que era de color madera esmaltada y brillaba todo el tiempo. Todo en ella era esmaltado, los dientes también. Me gustaba sentir su escasísimo sobrepeso mientras nos empujábamos hasta una cama, sabes, me sabe recordar ciertas cosas a golosinas guardadas en el cajón desde 1997. Mi abuela le bajaba dos dedos a cada botella de licor del mueble bar cada día, pero luego me acompañaba a la tienda a por libros, no sé si lo estoy haciendo yo parecido ahora, mi madre toma pastillas y pastillas; cuando las cosas iban muy bien en cambio, tomaba pastillas y más pastillas pero lloraba bastante menos; mi hermano sueña con rozar junto a su novia universitaria y morena las ruedas de su coche nuevo - que también es moreno por cierto-, con la arena del Mediterráneo. Pienso en esto mucho camino a la oficina cuando uso los cepillos de las escaleras mecánicas del metro para apañar los zapatos. Puedes notar que las cosas van bien cuando empieza a abundar lo moreno por todas partes. En mi imaginación, el padre de la que fue mi chica se adentra en el bosque con una escopeta de dos metros y sus disparos despeinan la maleza. Todo ocurre muy rápido y se ve desde las rodillas: le acierta a criaturas con toda la carne magra que luego asará en el jardín. Este verano nos vamos a asar todos en Madrid, va a ser mejor no tener a nadie cerca de partir de las 00.00, palabra. Y menos a mí.
One response to “Antigüedad”
Total y acaloradamente de acuerdo...:S
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